Lineas Hartmann y alteraciones Geobiológicas

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Las llamadas líneas Hartmann, son un conjunto de líneas que recorren todo el planeta de norte a sur y de este a oeste, de manera parecida a los meridianos y paralelos que podemos ver en un mapamundi, pero a una escala muchísimo más pequeña.
Suelen tener una anchura de unos 20-22 cm de espesor y una distancia entre ellas que depende de la latitud. En España suelen estar entre 2,4-2,5 m en el sentido N-S y unos 2 metros en el sentido E-O.

En principio, la presencia de una línea en sí no suele significar ningún problema, pero sí lo pueden ser sus puntos de cruce y especialmente si este coincide con alguna alteración de la corteza terrestre como una falla, una corriente de agua o una masa de metal importante. En algunos casos puede ser altamente patológica. Más abajo desarrollo más el tema de cómo nos afecta.

Aunque las líneas suelen seguir la línea N-S y E-O, no son perfectamente rectas, pues son alteradas por la constitución del suelo de la zona, produciéndose ligeros desplazamientos en función de la geología de la zona. También tienden a desplazarse ligeramente buscando la vía fácil de un muro acercándose a este si están muy cerca. También hay casos que las ha desplazado como consecuencia de la instalación de algún conducto o cable metálico enterrado en las proximidades.

Además, no todas las líneas son igual de anchas ni afectan de la misma manera. Igual que cada varias olas del mar viene otra más grande, cada varias líneas hay una que es más ancha y/o nociva, y cada una de estas más potentes hay alguna a su vez más potente. Son las que se llaman “Madre” o de 1er, 2do , 3r orden, según cómo las nombremos. Yo prefiero llamarlas simplemente “Madres” cuando son las no normales, pues es difícil determinar de qué orden es si no se dispone de un plano Hartmann de una zona muy amplia, cosa muy rara de disponer.

También se ven afectadas por el ciclo día – noche (especialmente en el crepúsculo), la luna y sobre todo por la actividad solar (tormentas solares y cosas así). Estas variaciones se manifiestan en la variación de su anchura y su capacidad de reducir el nivel vibratorio de su zona de influencia.

La forma más habitual de detectarlas es mediante prospección por medio de radiestesia con varillas, lóbulos o péndulos. Varios prospectores buenos coincidirán normalmente en su ubicación. Pero también se puede verificar su existencia por medio de un geomagnetómetro que en el paso por encima de la línea detectará una pequeña variación del magnetismo terrestre. Del orden de algunos nano teslas, cuando el valor medio de ese campo en España es de unos 42000 nano Teslas. También se puede producir una leve desviación de la brújula.

Una vez detectadas las posiciones de las líneas típicamente con la antena lóbulo, por medio de varillas en L se suele determinar la presencia de interferencias que puedan activar su capacidad patógena o de ser una zona no tan apta para la vida. Una vez localizados esos puntos conflictivos, se determina su capacidad patógena con la ayuda del péndulo y el Biómetro de Bovis.

La forma más habitual de medir la habitabilidad/patogenidad de un espacio es usando la tabla conocida como “Biómetro de Bovis”. Es una tabla que va de 0 a 10000Å (ángstrom) y corresponde al rango de la longitud de onda habitual de la vibración del ser humano.

Bovis determinó que el punto de inflexión entre la enfermedad y la salud se situaba alrededor de los 6500 Å. Es decir, por debajo de esa vibración el lugar, alimento o lo que sea es patógeno para el ser humano, por encima de ese valor está bien o incluso puede ayudar a curarnos.

Hay lugares muy peculiares que la vibración es más elevada que esos 10000 Å, y pueden ser interesantes puntualmente para meditar o curarse, pero no para vivir habitualmente, pues una vibración tan por encima de lo habitual puede ser también dañina si no se puede procesar correctamente.

Hay áreas con un valor de vibración en zonas neutras más alto o más bajo, pero siempre encima de una línea Hartmann baja ese valor, aunque sea solo un poco respecto al punto neutro. En los cruces de línea Hartmann esta bajada es mayor, y si además coincide con alguna alteración de la continuidad del terreno físico (falla, veta de agua, etc.) , la bajada será aún mayor, pudiendo llegar a ser muy dañina.

Ahí es donde es importante analizar cómo está afectado un punto concreto relevante. Puede que simplemente sea preferible evitarlo porque es de sentido común que siempre será mejor un sitio mejor valga la redundancia, o evitarlo imperativamente porque es un punto realmente muy problemático, capaz de producir enfermedades. Y de hecho solo son importantes los sitios donde pasamos largo tiempo, como la cama, el sofá, la mesa de trabajo. Si el problema está en la mitad de un pasillo, no pasa nada.

En los puntos patógenos puede darse el caso de que los árboles enferman y mueren, o se desplazan totalmente a un lado de una forma extraña y aparentemente incomprensible. Los perros no se ponen nunca, los niños de forma instintiva tienden a evitarlos si pueden, en cambio, a los gatos les encanta. Y las personas enferman, tienen insomnio, estrés, dificultades para la concentración, o generan enfermedades, etc.

A veces será suficiente desplazar la cama, el sofá o el árbol para evitar el problema. A veces no hay solución y hay que cambiar de habitación como única alternativa viable.

Además, ese efecto patógeno se propaga en los distintos pisos de un bloque de pisos, y como la ubicación de la cama suele ser predeterminada por la posición de la instalación eléctrica, puede que todos los vecinos que duermen en la misma vertical tengan problemas parecidos.

Mi experiencia es que muchas casas de campo de antes de mediados del siglo 19, se ve claramente que se tuvo en cuenta estos elementos al diseñar la casa. No olvidar que actualmente se ha reconfigurado el uso de muchos espacios. Ellos daban prioridad a los espacios en que ellos hacían vida entonces, como cocina, dormitorios, etc. Tener presente que es habitual que ahora se use espacios que antes eran trasteros, pajares, cuadras, etc., que lógicamente eran tratados con menos importancia respecto a este tema.

En cambio, desde mediados del siglo 19 hacia la actualidad, es un desastre total este tema en las construcciones correspondientes a este periodo. Se ve claramente que nadie lo tenía en cuenta. Solo recientemente, con la construcción ecológica se va recuperando el tener en cuenta estos importantes factores, pues pueden contribuir de forma evidente a la salud o a la enfermedad.

Las patologías que puedan crear este tipo de problemas, no son específicos. Lo que producen habitualmente es una fuerte bajada de defensas en general, así como dolores, malestar, debilidad, contracturas frecuentes, enfermedades repetitivas, en una área del cuerpo que suele coincidir exactamente con el punto más patológico. Lo habitual, si el daño no ha llegado a ser irreversible por lo avanzado de este, o por los efectos secundarios de su tratamiento médico convencional, es que simplemente evitando esos puntos se produce una rápida mejoría de toda esa problemática. Pasados unos días de ese cambio a un sitio sano, puede aparecer un puntal empeoramiento de los síntomas, seguido de una clara mejoría posterior. (Sería como una subida de la fiebre antes de curarse de la gripe).

La medicina “oficial” occidental no reconoce la validez de lo que estamos hablando aquí, pues hay muchos intereses económicos detrás de los medicamentos que esas personas van a consumir. Pero en países como Cuba, existen amplios estudios epidemiológicos realizados desde los centros oficiales de salud pública y universidades, que demuestran esa relación. A partir de estos estudios se están realizando modificaciones en la infraestructura de viviendas, para evitar esas patologías. Pero evidentemente la medicina oficial, no divulgará en España esos estudios, no interesa.

Tampoco la ciencia “oficial” sabe muy bien qué es y cómo funciona el magnetismo y la gravedad, pero a partir de la observación se han podido determinar fórmulas funcionales, que permiten el suso actual de la electricidad, o que los aviones vuelen.
Con la geobiología ocurre igual, hay cosas que no se sabe muy bien por qué ocurre, pero ocurre y crea efectos evidentes tanto de mejora como de enfermedad.
Autor: Josep Vergés Fecha: 18/8/2013

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